La seguridad fue una prioridad constante y el itinerario estuvo perfectamente diseñado para una aclimatación adecuada. La comida fue abundante y deliciosa, y el equipo, de primera categoría. Además, SAWA logró crear un verdadero espíritu de camaradería que nos acompañó hasta la cumbre. Fue un desafío increíble, pero también una experiencia sumamente divertida. Por lo que vi en la montaña, no habría cambiado de lugar con nadie. Recomiendo SAWA sin reservas.
